Siempre habia comido las sardinas salonas crudas, envueltas en papel de periodico y aplastadas, de manera que la carne se separa de las espinas, pero el otro dia me decide a freirlas y ha sido un total acierto.
Pique una cebolleta de la huerta de mi padre y añadir un pimiento verde también picado fino, lo poche muy poco a poco y cuando ya casi estaban les añadi las sardinas enteras, les di vuelta y vuelta y lo deje reposar un poco con la cebolla y el pimiento.
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