Esta vez ha
sido mi marido quien se ha animado a entrar en la cocina.
La verdad es
que se la bastante bien esto de cocinar.
Os explico la receta tal cual el me la ha comentado el.
Ingredientes:
200 g. espinacas
congeladas, pasta brisa, queso, mantequilla
Cuece las
espinacas como indiquen en el envase. Normalmente meter en agua hirviendo, con
sal, durante unos 8 minutos. Escurrir muy bien.
Abre la pasta
brisa e intenta, con un rodillo de cocina, extenderla algo más (para que la
pasta quede más fina). Con un vaso ancho, corta círculos de pasta. Al final,
con los sobrantes de pasta, extenderla con el rodillo para aprovecharla
completamente.
Hazle cuatro
cortes diametrales a los círculos de pasta, sin alcanzar el centro. Sería como
cortar la pasta en 4 trozos iguales pero dejando un hueco algo mayor a una
moneda de 2€ en el centro, es decir, sin llegar a formar 4 trozos.
Precalienta el
horno a 180º.
En el centro
(en la parte no cortada), pon una loncha fina de queso, preferiblemente de
forma redonda, que no llegue a la zona cortada.
Toma con una
cucharilla unas pocas espinacas y ponlas
encima del queso, sobre estas espinacas
coloca un dado pequeño de mantequilla y luego otra vez espinacas.
Coge uno de los
“pétalos” de pasta y envuelve la espinaca (con el queso y la mantequilla), haz
lo mismo con el “pétalo” contrario. Es
el turno de los dos “pétalos” restantes. Se trata de formar una especie de
capullo de flor donde se vea en el centro la espinaca.
En una bandeja
de horno con papel de horno vete colocando las flores. Dará para unas 15
flores.
Mete las flores
de espinacas en el horno, a 180º aproximadamente, durante unos 30 minutos.
Si se prefiere,
5 minutos antes del final, o cuando se apague el horno para que se terminen de
hacer, echa sobre cada flor un poco de queso rallado (se puede rallar el propio
queso utilizado en el fondo de la flor).
Servir
templadas
Este fue el
resultado.
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